Nuevas normas de conducción en Suiza: ¿Podrían llevarte a la cárcel y la deportación?
Suiza, conocida por sus paisajes idílicos y su impecable orden, ha decidido tomar medidas drásticas para garantizar la seguridad en sus carreteras. Bajo el nombre de Via Sicura, un conjunto de nuevas leyes está siendo implementado en fases desde 2012, con el objetivo de reducir las muertes y lesiones en las vías. Sin embargo, estas normas han generado polémica debido a su severidad, especialmente para aquellos que exceden los límites de velocidad o conducen bajo los efectos del alcohol.
Multas que dejan sin aliento
Suiza ya era famosa por sus multas exorbitantes por exceso de velocidad. En 2010, un conductor fue multado con 299,000 francos suizos, una cifra que parece sacada de una película de Hollywood. Pero con las nuevas leyes, las consecuencias van más allá del bolsillo. Un caso reciente involucra a un ciudadano portugués que fue sorprendido conduciendo a 204 km/h en una autopista cerca de Sion, en el cantón de Valais. Este conductor no solo enfrenta una multa astronómica, sino también una posible pena de prisión y la revocación de su permiso de residencia. Lo más impactante es que si hubiera conducido a 199 km/h, las sanciones habrían sido considerablemente menores. Esos 5 km/h adicionales lo llevaron a un territorio de consecuencias mucho más graves.
¿Accidente o imprudencia?
Algunos argumentan que estas medidas son excesivas, comparando a quienes aceleran demasiado con delincuentes que cometen crímenes más graves. Sin embargo, conducir a 84 km/h por encima del límite de velocidad (204 km/h en una zona de 120 km/h) difícilmente puede considerarse un simple descuido. Mientras que circular a 130 km/h o 140 km/h podría ser resultado de una distracción, superar los 200 km/h parece una clara muestra de desprecio por la ley.
Sanciones que hacen reflexionar
Las nuevas normas, aprobadas por el parlamento suizo en 2012, incluyen penas severas para quienes infrinjan las leyes de tránsito. Estas van desde la confiscación del vehículo hasta cuatro años de prisión y, en algunos casos, la pérdida permanente de la licencia de conducir. Por ejemplo, conducir a 70 km/h en una zona de 30 km/h, 100 km/h en una de 50 km/h, o 200 km/h en una autopista, conlleva una pena mínima de dos años sin licencia y tiempo en prisión.
En 2013, un joven de 23 años fue condenado a 18 meses de prisión, una multa de 4,000 francos suizos y dos años sin licencia por conducir a 149 km/h en una zona de 80 km/h. Este fue uno de los primeros casos en los que se aplicó la nueva legislación.
Cero tolerancia al alcohol y más
Desde 2014, es obligatorio conducir con las luces encendidas tanto de día como de noche. Además, para ciertos grupos, como los conductores noveles, el límite de alcohol permitido se redujo a cero. A partir de 2015, si causas un accidente bajo los efectos del alcohol, exceso de velocidad o incapacidad, tu seguro no te cubrirá. La nueva ley obliga a las aseguradoras a perseguir a los conductores infractores en estos casos.
¿Qué viene en el futuro?
Las medidas no terminan aquí. En el futuro, se planea introducir pruebas más estrictas para conductores mayores, cursos de conducción obligatorios, cajas negras en los vehículos y dispositivos de alcoholímetro para algunos infractores reincidentes.
¿Una ley demasiado dura?
Un grupo llamado Asociación para Detener los Abusos de Via Sicura ha surgido en oposición a estas medidas, criticando especialmente las penas de prisión y la confiscación de vehículos. Han iniciado una campaña para llevar el tema a votación popular y modificar las leyes de Via Sicura. Sin embargo, mientras se decide su futuro, la mejor estrategia sigue siendo evitar tanto el alcohol como el exceso de velocidad.
En un país donde el orden y la precisión son valores fundamentales, estas normas buscan proteger a todos los usuarios de las carreteras. Pero, ¿son demasiado severas? La respuesta puede depender de si te encuentras al volante o simplemente disfrutando del paisaje suizo desde la acera. Una cosa es segura: en Suiza, pisar el acelerador puede tener consecuencias que van mucho más allá de una simple multa.
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